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11 Oct | 2024

Disponer de tratamientos para el Alzheimer es una urgencia social

En la actualidad, nos encontramos en un momento crucial en el abordaje de las enfermedades neurodegenerativas, gracias a los avances científicos: nuevo conocimiento sobre la prevención de la enfermedad¹, el uso de biomarcadores para detectarla precozmente y la aparición de nuevos tratamientos farmacológicos². 

En materia de prevención, en los últimos 20 años se han hecho progresos significativos, y ahora sabemos que más del 45% de los casos de Alzheimer se podrían evitar. En cuanto a los biomarcadores, algunos desarrollados en investigación, ya se están incorporando gradualmente a la práctica clínica para mejorar el diagnóstico. En el futuro próximo, los biomarcadores permitirán detectar la enfermedad de manera más precoz, incluso antes de los primeros síntomas clínicos. En cuanto a los tratamientos farmacológicos, ya existen medicamentos que han demostrado retardar la progresión del declive cognitivo, disponibles en países como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Israel, China y los Emiratos Árabes Unidos, a pesar de que en Europa aún no. 

Recientemente, el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha emitido una opinión negativa sobre la autorización de comercialización del lecanemab, un fármaco para el tratamiento del Alzheimer, citando preocupaciones sobre la relación riesgo-beneficio para los pacientes.

Esta noticia ha sido agridulce tanto para la comunidad científica como para las asociaciones de personas con Alzheimer de alrededor del mundo. El Alzheimer afecta profundamente las familias, y los tratamientos que ofrecen más tiempo de autonomía a los pacientes mejoran tanto su calidad de vida como la de sus seres queridos. Por eso, disponer de tratamientos para el Alzheimer es una necesidad médica no cubierta y una urgencia social. 

Pese a la decisión negativa sobre el lecanemab, ésta no es definitiva y podría revisarse con nuevos datos. Varios expertos consideran que los beneficios del fármaco podrían ser superiores a los inicialmente valorados, y proponen medidas para mejorar su seguridad, como restringir el uso a pacientes con menor riesgo de efectos secundarios. 

Es esencial confiar en el rigor científico y los procesos de evaluación para garantizar la seguridad y eficacia de los nuevos tratamientos. Hay que tener en cuenta, además, que este medicamento beneficiaría a un porcentaje limitado de pacientes, aproximadamente entre el 1% y el 3%.

Lo más relevante es que estamos viviendo un cambio de paradigma en el abordaje del Alzheimer. Fármacos como el lecanemab han demostrado por primera vez la capacidad de ralentizar la progresión de la enfermedad, un avance significativo que, aun siendo sólo el primer paso, marca el inicio de un largo camino de investigación e innovación.

 

Es necesaria más inversión

La inversión sostenida en la investigación del Alzheimer es vital para impulsar y acelerar el desarrollo de nuevo conocimiento científico y tratamientos que transformen la vida de las personas afectadas y de las que están en riesgo.

Es imprescindible invertir más en la prevención, en biomarcadores para la detección precoz y en fármacos que sean cada vez más fáciles de administrar y seguros. Sólo con mayor inversión podremos encontrar soluciones reales y efectivas contra el Alzheimer.

 

Acceso igualitario 

La Fundación Pasqual Maragall trabaja para promover la investigación biomédica en la detección precoz mediante biomarcadores, la prevención de la enfermedad y el avance de nuevas terapias participando en ensayos clínicos. También apoya a los pacientes y sus familias, y pone de manifiesto la necesidad de garantizar el acceso a todos los avances científicos, como los que se están desarrollando actualmente en el tratamiento del Alzheimer.

Ahora más que nunca, es crucial continuar la investigación para desarrollar nuevos tratamientos más seguros y accesibles para todos. Además, es fundamental preparar los sistemas sanitarios para que, cuando estos medicamentos estén disponibles, se puedan utilizar de forma adecuada y segura, seleccionando a los pacientes correctamente y garantizando un seguimiento óptimo.

Por último, reafirmamos nuestra confianza en el futuro de la ciencia y la investigación. Con la inversión necesaria, conseguiremos nuevas soluciones que puedan transformar la vida de las personas afectadas por el Alzheimer o de las que están en riesgo. Continuaremos trabajando por un futuro sin esta enfermedad, siempre poniendo a las personas que la padecen y sus familias en el centro de nuestras prioridades.
 

Referencias

¹ https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01296-0/abstract 

² https://alz-journals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/trc2.12465