En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, desde el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, queremos visibilizar y celebrar el talento femenino en el ámbito de la investigación. Este año, hemos conversado con tres mujeres que trabajan en el ámbito de la investigación en el BBRC para conocer sus trayectorias, sus inspiraciones y su visión sobre el papel de las mujeres en la ciencia.
El 11 de febrero conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha clave para reflexionar sobre la importancia de fomentar la igualdad en la investigación.
El talento y la pasión por la ciencia no entienden de género, pero visibilizar el papel de las mujeres en este ámbito es imprescindible para avanzar hacia una igualdad real. Aldana Lizarraga, investigadora predoctoral en el grupo de Neuroimagen; Aitana Plaza, Coordinadora de Enfermería (interina) y Ruth Pareja, técnica de laboratorio del grupo de investigación en Genómica, nos cuentan cómo contribuyen a transformar nuestro conocimiento sobre el Alzheimer a través de su labor en el BBRC.
Además, la Dra. Ana Fernández Arcos participará el día 13 de febrero en una iniciativa en el marco del 11F coordinada por el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB). En esta ocasión, dará una charla sobre neurociencia para estudiantes de primaria.
Aldana Lizarraga: Cuando estaba en la escuela secundaria, comencé a sentir una gran admiración por la física y, al mismo tiempo, me parecía fascinante el funcionamiento del cuerpo humano. Esa combinación me llevó a estudiar física y, posteriormente, a especializarme en física médica. Durante mis estudios de máster, tuve la oportunidad de adentrarme en el estudio del cerebro humano a través de la neuroimagen, y esa experiencia despertó mi interés por comprender cómo funciona el cerebro.
Ruth Pareja: Cuando era pequeña, siempre le pedía a los Reyes juegos de química y biología para niños. Me fascinaba mezclar colores y hacer “pociones” para observar qué resultados obtenía. Aquí empezó mi interés en entender cómo funcionan las cosas en el ámbito molecular.
Aitana Plaza: Siempre he pensado que la ciencia era mi mundo. De pequeña me gustaban los juegos donde te enseñaban curiosidades de la naturaleza, el cuerpo humano o hacías de “minicientífica”. Ya de adolescente elegí estudiar el Bachillerato científico, donde haciendo ejercicios en el laboratorio y excursiones a centros de investigación tuve claro que quería llegar a trabajar en algún lugar similar. En la familia tuvimos diferentes casos de enfermedades que no se pudieron tratar, hecho que me hizo decantar por un grado en ciencias de la Salud. Mientras estudiaba al grado descubrí qué era la ciencia enfermera y la carencia de referentes basados en el método científico. Por eso quise aportar mi granito de arena.
AL: Mi trabajo consiste en analizar imágenes cerebrales de los participantes voluntarios para entender cómo las diferentes áreas del cerebro se conectan y comunican entre sí. A partir de la información obtenida de estas imágenes, busco identificar los cambios que ocurren en el cerebro durante las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer. Más específicamente, me enfoco en comprender qué cambios permiten al cerebro hacer frente a la enfermedad y prevenir la aparición de síntomas de deterioro cognitivo.
RP: Trabajo como técnica de laboratorio en el grupo de Genómica del BBRC, concretamente en la creación de organoides de cerebro (mini-cerebros) como modelo para entender enfermedades neurodegenerativas como, por ejemplo, el Alzheimer.
AP: En el BBRC actualmente soy coordinadora de enfermería, me encargo de distribuir las visitas y tareas del equipo entre las compañeras, crear los documentos necesarios en la tarea enfermera y gestión del material. Además, sigo haciendo visitas de enfermería que tanto me gustan. Como enfermeras recogemos datos antropométricos, realizamos analíticas, administramos medicación y apoyamos en las punciones lumbares u otras pruebas que realizamos en nuestras instalaciones.
AL: Mi trabajo contribuye al avance en la comprensión de cómo el cerebro se ve afectado en las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer, lo cual es clave para desarrollar estrategias de prevención y posibles tratamientos. Me enorgullece saber que lo que hago tiene el potencial de mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias. Siento que estoy aportando mi granito de arena en la misión de erradicar el Alzheimer.
RP: Creo que intentamos ayudar a entender una enfermedad muy dura y luchamos para dar esperanza a la gente afectada. Estoy muy orgullosa de formar parte de un equipo que tiene el mismo interés: entender el Alzheimer y buscar soluciones en todos los niveles para avanzar con la investigación.
AP: Creo que la tarea de la Fundación en la sociedad ha sido muy importante y lo continúa siendo. Concienciar a la sociedad sobre el Alzheimer y dar herramientas para prevenirlo, no es trabajo fácil. Esta tarea no sería posible sin la actividad que hacemos desde Operaciones Clínicas, apoyando a nuestros investigadores e investigadoras, para que así, tengan las herramientas e información necesarias por después llevar a cabo la tarea divulgativa de la Fundación. Al final somos un gran engranaje donde todas las piezas somos necesarias para que la rueda no deje de girar en la lucha contra el Alzheimer.
AL: Lo más gratificante de mi trabajo es que aprendo cosas nuevas constantemente, mientras tengo espacio para desarrollar mi curiosidad y creatividad. Lo más desafiante, por otro lado, es interpretar la gran cantidad de datos con los que trabajamos y transformarlos en información clínicamente relevante, especialmente dada la complejidad de los procesos asociados al desarrollo del Alzheimer.
RP: Lo más gratificante es saber que estoy aportando una parte, ya sea más grande o más pequeña, a entender y descifrar una enfermedad que afecta a mucha gente y también por la gente que los acompaña. La parte más desafiante es luchar contra el tiempo: a veces nos gustaría que todo fuera más rápido, pero la ciencia es metódica y necesita paciencia.
AP: Por mí lo más gratificante del trabajo es poder cuidar nuestros participantes y devolverles, de alguna manera, lo que ellos nos dan. Ceden su tiempo, esfuerzo y muestras para que nosotras podamos contestar las grandes incógnitas del Alzheimer y que menos que poderlos cuidar y atender como se merecen.
AL: Le diría que, si realmente sueña con ser científica, puede lograrlo. No tiene nada que temer, porque los desafíos siempre parecen más grandes desde afuera. Una vez que los enfrentas, te das cuenta de que, paso a paso, puedes superarlos.
RP: Que es normal tener dudas y miedos, pero esto hace que una sea más crítica con lo que hace y esta actitud ante la ciencia nos ayuda mucho a investigar.
AP: A una niña que quiere dedicarse a la ciencia le diría que solo con esta intención ya tiene mucho ganado. Somos muchas las mujeres que nos dedicamos a la ciencia, solo nos falta visibilidad. Por eso es tan importante un día como este, dedicado a hacer más visible nuestro trabajo a la sociedad, creando referentes como Margarita Salas, Marie Curie o Rosalind Franklin. Las mujeres somos resilientes y luchadoras por naturaleza y cuando queremos dedicarnos a la ciencia damos una perspectiva que muchas veces no se han planteado.