Müge Akıncı, investigadora del Grupo de Investigación Clínica y Factores de Riesgo de Enfermedades Neurodegenerativas del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), ha defendido con éxito su tesis doctoral sobre la identificación temprana de los procesos biológicos que desencadenan el desarrollo del Alzheimer y los efectos de los factores de riesgo modificables en la etapa preclínica temprana de la enfermedad.
El trabajo, titulado "Brain resilience, vulnerability, and modifiable risk factors in populations at risk of Alzheimer's disease", estudia procesos fisiopatológicos no específicos implicados en el desarrollo del Alzheimer, como la respuesta inflamatoria, la disfunción sináptica y la lesión neuronal. La investigación concluye que dichos marcadores ayudan a la identificación precoz de individuos con riesgo de desarrollar la enfermedad. También destaca cómo la respuesta neuroinflamatoria puede contribuir al desarrollo de patologías relacionadas con el Alzheimer de forma distinta en hombres y mujeres.
La tesis también analiza cómo los cambios preventivos en el estilo de vida pueden tener un efecto protector contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Los resultados sugieren que aumentar la actividad física en la mediana edad puede proporcionar resistencia contra la acumulación de beta-amiloide en el cerebro y reforzar la resiliencia cerebral. También destaca que la patología y los niveles más altos de percepción del estrés exacerban los síntomas de salud mental en poblaciones con mayor riesgo de Alzheimer.
Müge Akıncı se incorporó al BBRC en 2020 y ha desarrollado su actividad investigadora en el estudio de los factores de riesgo clínicos del Alzheimer en las fases preclínicas de la enfermedad.
Hemos hablado con ella para conocer más sobre su tesis y sus proyectos.
¿Cuáles son las principales conclusiones de tu tesis?
En esta tesis demostramos que procesos fisiopatológicos no específicos, como las lesiones neuronales y la respuesta inflamatoria, pueden ayudar a identificar precozmente a los individuos con riesgo de desarrollar cambios cerebrales y cognitivos relacionados con el Alzheimer. Estos procesos también pueden desempeñar un papel específico según el sexo en el desarrollo de los procesos patológicos asociados al Alzheimer.
Además, los resultados apuntan a que los factores modificables del estilo de vida y la salud mental, como la actividad física o los síntomas ansioso-depresivos, están relacionados con las patologías del Alzheimer y tienen el potencial de ralentizar o agravar el desarrollo de la enfermedad en poblaciones con riesgo de desarrollarla.
¿Qué puertas nos abren estos hallazgos en la investigación de la enfermedad de Alzheimer?
Ponen de relieve la implicación temprana de procesos patológicos inespecíficos en la enfermedad de Alzheimer y alientan la investigación para comprender su papel en la progresión de la enfermedad. También abren vías para intervenciones destinadas a aumentar la actividad física y aliviar el estrés y los síntomas de salud mental en poblaciones con riesgo de Alzheimer para prevenir o retrasar el desarrollo de la enfermedad.
¿Cómo afrontas tu nueva etapa como investigadora postdoctoral? ¿En qué líneas de investigación te gustaría profundizar a partir de ahora?
Estoy muy ilusionada por empezar un nuevo capítulo en mi carrera. Me gustaría seguir trabajando en la investigación del Alzheimer, centrándome especialmente en identificar los mecanismos y factores que podrían mejorar la capacidad de resiliencia del cerebro para prevenir el desarrollo y la progresión de la enfermedad.